En las dos últimas décadas del milenio pasado se logran concretar varios procesos y movimientos de diferentes índoles (políticos, económicos y tecnológicos), formando de esta manera los nuevos conceptos de lo que hoy en día, se conoce como la “nueva economía”, “globalización”, “Sociedad de la Información” y “La economía del Conocimiento”.
Un aspecto importante en este cambio se debe específicamente al desarrollo de la velocidad de procesamiento y capacidad de almacenaje de los sistemas automatizados de procesamiento, que se han convertido en los “catalizadores” del desarrollo de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Las TIC y especialmente las NTIC han podido desarrollarse, a la velocidad que lo han hecho especialmente por el desarrollo en el sector de los sistemas y la revolución promovida por la convergencia tecnológica. Esta convergencia implica a tres sectores industriales; el de las telecomunicaciones, la informática y el audiovisual, que históricamente habían mantenido una vida autónoma. Es entonces, la electrónica, la base matricial sobre la que se arma el desarrollo de los sectores implicados en la convergencia. Sin los avances registrados en la electrónica, ninguno de ellos hubiese conocido una transformación tan vertiginosa. Estos desarrollos tecnológicos han generado como resultado, un impacto en la todas las sociedades, generando grandes desarrollos y cambios (en distintos aspectos) pero también, profundizando la exclusión que ya vivían muchas personas, comunidades y países.
A pesar de que los diferentes autores y organizaciones sostienen que nos encontramos viviendo en la era de la información, se debe tener en cuenta que aún no nos encontramos en la sociedad de la información, sino en un proceso de tránsito hacia ella. El anterior concepto nace de la hipótesis que la Sociedad de la Información se refiere a un estadio al que se llegará cuando todos los interlocutores de la sociedad, tanto los sujetos como las organizaciones públicas y privadas, tengan la posibilidad de acceder y difundir cualquier información, desde cualquier lugar, de forma inmediata y con el formato que se desee. El escenario descrito es posible solo si se dispone de las herramientas que lo permiten, que son las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y particularmente de su convergencia facilitada por la digitalización.
A lo largo de la historia se ha tenido progreso tecnológico, pero hay épocas en las cuales se acentúa con mayor éxito. Las revoluciones tecnológicas han ocurrido en grandes saltos de innovaciones aglomeradas, generalmente superpuestas entre sí, pero cada salto u onda identificada alrededor del liderazgo de un sector o grupo de productos innovadores. En un primer momento el cambio tecnológico acelera el aumento de la productividad en el sector innovador; al segundo propicia la caída de los precios que intensifica la utilización del capital ya invertido, y por último permite reorganizar sustancialmente la producción en torno a los bienes de capital que aprovechan la nueva tecnología.
En base a los dos conceptos anteriores es que nos concentraremos en la actualmente conocida Brecha Digital y es materia de estudio de muchas instituciones y organismos. Una primera aproximación al concepto de Brecha digital, desde el punto de vista de las NTIC, es la siguiente “La brecha digital se define como la separación que existe entre las personas (comunidades, países, regiones, etc.) que utilizan las NTIC como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben como utilizarlas”.
En todos los países de América Latina, la Brecha Digital, se convierte en un tema crítico y una de las principales barreras a enfrentar, si se quiere lograr un desarrollo real y una mejora en la calidad de vida de todos los ciudadanos. Una de las soluciones que siempre ronda a la Brecha Digital, es la inversión que se necesita para desarrollar la infraestructura de telecomunicaciones, sin embargo en los países de América Latina este recurso normalmente es escaso y como solución general se dejo a la empresa privada encargada de solucionar el problema. La segunda solución que se trata de enfrentar muchas veces es que lo último en hardware y software cambiara la situación y se dejan de lado alternativas más costo-efectivas por ser menos “llamativas”.
Sin embargo, la brecha digital no se relaciona solamente con aspectos de carácter tecnológico, sino que es un reflejo de la combinación de factores socioeconómicos, culturales, y de limitaciones y falta de infraestructura de telecomunicaciones e informática de las naciones. También implica una brecha mental, vinculada al analfabetismo, el dominio de otros idiomas y el sentirse cómodos y familiares con las TIC y NTIC. Es entonces, un tema muy relacionado con la educación, la formación e incluso con la naturaleza humana. Concluimos que la Brecha Digital, es una expresión más de la desigualdad que existe en términos de desarrollo humano, entre países ricos y países pobres y peor aún es la desigualdad que existe en el interior de cada país.
Para encontrar una solución al problema, desde mediados de los años 90, diversas iniciativas mundiales buscaron darle solución. Encabezando estas iniciativas esta la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrollando, a través de varias de sus agencias, propuestas y planteamientos que buscan dar solución –directa e indirectamente- al problema de la brecha digital.
De tal forma que el año 2000, la ONU buscó plantear una línea base que le permitiera trabajar metas de largo plazo (previo compromiso de los países miembros). De esta forma logró plantear ocho (8) objetivos específicos que plasmaron las aspiraciones de la comunidad internacional para el nuevo siglo. A esta declaración se la conoce como la Declaración del Milenio (Millennium Development Goals).
El octavo objetivo “Fomentar una asociación mundial para el desarrollo” hace alusión directa a las NTIC. “En colaboración con el sector privado, velar por que se puedan aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías, en particular, los de las tecnologías de la información y de las comunicaciones” dando la pauta para fomentar y procurar el desarrollo de las NTIC como uno de los factores que generan desarrollo y atacando el problema de la brecha digital.
En este marco, en diciembre de 2003, en Ginebra-Suiza, se realizó la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que tuvo el objetivo de garantizar que estos beneficios sean accesibles para todos y fomentar ciertas ventajas específicas en algunos campos, como estrategias-e, negocio-e, gobernanza-e, salud-e, educación, alfabetización, diversidad cultural, igualdad de género, desarrollo sostenible y protección del medio ambiente.
En esta Cumbre, los líderes mundiales declararon: "nuestro deseo y compromiso comunes de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defendiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos".
El resultado fue la creación de un Fondo de ayuda a los países pobres y en vías de desarrollo, en vista que las NTICs son consideradas un instrumento de gran fuerza para ayudar a las naciones en desarrollo a educar a sus pueblos, mejorar la salud y superar la pobreza. En dicha cumbre los líderes mundiales declararon: "Estamos plenamente comprometidos a convertir la brecha digital en una oportunidad digital para todos, especialmente aquellos que corren peligro de quedar rezagados y aún más marginados".
En el plano latinoamericano, la brecha digital y sus consecuencias también han sido motivo de diversas declaraciones e iniciativas por parte de Jefes de Estado y Gobierno de Latinoamérica. Así durante la XII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Bávaro, República Dominicana, 15 y 16 noviembre de 2002) se firma la Declaración de Bavaro4 donde estipula:
“Reconocemos que una de las principales características de la mundialización es el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones que propician una mayor difusión de los conocimientos, por lo que se impone desarrollar planes de cooperación a fin de que nuestros pueblos estén en mejores condiciones de aprovechar las oportunidades que aquellas ofrecen, y a su vez enfrentar exitosamente el desafío que plantea la actual tendencia hacia la homogeneización cultural. En defensa de nuestra identidad cultural subrayamos la importancia del acceso a las nuevas tecnologías de comunicaciones e información y el desarrollo de programas específicos que permitan disminuir la brecha tecnológica entre los países”.
“Acogemos con beneplácito la convocatoria de las Naciones Unidas para la Cumbre Mundial sobre Sociedad de la Información a realizarse en dos etapas: Ginebra 2003 y Túnez 2005. Consideramos que la misma brindará una oportunidad única para que todos los actores claves de la comunidad mundial conformen una visión común sobre la utilización de las tecnologías de información en beneficio del desarrollo y alcancen una mejor comprensión de esta revolución tecnológica y sus repercusiones sociales, culturales, y económicas. Entre los principales desafíos a ser abordados se identifican la necesidad de colmar la brecha digital, la libre circulación y el acceso equitativo a la información y al conocimiento, la ampliación de la participación de nuestros países en un sistema de administración de la red informática internacional que sea transparente y democrático, así como la conveniencia de lograr un consenso sobre normas éticas y principios que permitan el desarrollo de una verdadera sociedad de la información”.
A inicio del 2004, se realizó la XII Cumbre del Grupo de los Quince (Caracas – Venezuela, 27 al 28 de febrero de 2004) donde, mediante la Declaración de Caracas, se plasmaron los acuerdos tomados de dicha Cumbre. Entre esos acuerdos se estipuló:
“12. Declaramos nuestro compromiso de crear una Sociedad de la Información incluyente y orientada hacia el ser humano y el desarrollo, tal como se establece en la Declaración de Principios y el Plan de Acción adoptado en la Fase I de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) (Ginebra, 10 a 12 de diciembre de 2003). Exigimos iniciativas concretas a todos los niveles para salvar la brecha digital y poner las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) al servicio del desarrollo. Dentro de este contexto, se debe garantizar el acceso equitativo y no discriminatorio a la información y las TIC. En este sentido apoyamos en particular la iniciativa dirigida a la creación y movilización de un fondo de solidaridad digital. La transferencia de tecnología, en especial desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo, el financiamiento, los recursos apropiados y la generación de capacidad son esenciales para salvar la brecha digital. La disponibilidad de software libre y de etiqueta abierta junto con software bajo licencia son componentes indispensables para fomentar el acceso universal a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)…”.
Estas declaraciones muestran la preocupación que los gobiernos de la región tienen sobre el impacto de las NTIC en sus respectivos países y, son conscientes que si no se toman las mediadas adecuadas, la brecha digital representará más exclusión en nuestras sociedades.
En julio del 2001, los Ministros de Relaciones Exteriores de la República de Argentina, de la República de Bolivia, de la República Federativa del Brasil, de la República de Chile, de la República de Colombia, de la República del Ecuador, de la República Cooperativa de Guyana, de la República de Paraguay, de la República del Perú, de la República de Surinam, de la República Oriental del Uruguay y de la República Bolivariana de Venezuela, acuerdan, establecer un Programa de Cooperación sobre la Sociedad de la Información, con los siguientes alcances:
• Lograr una inserción efectiva y provechosa de los países miembros del Programa en la Sociedad Global de la Información.
• Identificar, integrar, coordinar, fomentar y ejecutar acciones concretas en procura de introducir, difundir y desarrollar en los países de la región suramericana las tecnologías de la telecomunicación y de la informática, de modo que disminuyan, y tiendan a eliminarse, las asimetrías que se van configurando en el desarrollo tecnológico a nivel internacional.
• Lograr que la tecnología de la información se constituya en un instrumento de desarrollo y progreso y se encause a atender las necesidades sociales de los países de la región.
• Elevar el nivel de integración y cooperación tecnológica, particularmente la que permita la generación de contenidos de integración regional.
En noviembre del 2004 el Director de la Secretaría General de la Comunidad Andina, Richard Moss, informó que los países andinos han incursionado en múltiples experiencias en temas relacionados con las tecnologías de la información y el desarrollo social, pero esas experiencias se encuentran aún esparcidas y fragmentadas.
"Creemos que esta situación podría ser revertida a partir del fortalecimiento de un plan de acción que nos permita compartir soluciones prácticas y viables a problemas comunes; actuar de manera coordinada en su implementación y plantear proyectos y propuestas en foros internacionales", puntualizó
Indicó que en esa dirección se han adelantado algunas iniciativas, como la celebración de un primer taller de Tecnologías y Comunicación para el Desarrollo de la región andina, en marzo del 2004, la presentación de un Nuevo Diseño Estratégico para incrementar, entre otros objetivos, el uso y acceso a las TICs en la CAN y la aprobación del Programa Integrado de Desarrollo Social (PIDS).
De tal forma todos los países en Latinoamérica desarrollaron Agendas Digitales en busca de cerrar la Brecha Digital.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su documento Globalización y desarrollo, menciona que la Brecha Digital en Latinoamérica y el Caribe podría ampliarse. El documento menciona que el gasto en ciencia y tecnología siguió bajo en la región, oscilando en torno a medio punto del PIB de los países (con algunas excepciones, como Brasil y Cuba) y se caracteriza por una muy baja participación del sector privado y por un divorcio entre la investigación académica y la actividad productiva.
Además, el documento señala que se advierte un rezago en la capacidad de adoptar y difundir la tecnología de la información, la biotecnología, la ingeniería genética, lo que queda de manifiesto al observar las transformaciones que han sufrido los sistemas de innovación en América Latina y el Caribe.
Si bien en medio de este panorama poco alentador sobresale el hecho de que la conectividad ha tenido un rápido crecimiento en años recientes -lo que permitió que la comunidad de Internet de la región tuviese el crecimiento más acelerado del mundo-, llama la atención el desigual acceso de los distintos sectores sociales a las nuevas tecnologías. En ese sentido, la CEPAL advierte que el riesgo de ampliación de la brecha digital interna es mayor en América Latina y el Caribe que la amenaza de incremento de la brecha que existe entre la región y el mundo desarrollado.
Agrega que el hecho de que un grupo importante de países de la región registre grados de conectividad superiores a los esperados según su nivel de ingreso por habitante y de que haya reducido en alguna medida la brecha que los separa de los países líderes en el ámbito de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC), no asegura que en los próximos años queden automáticamente incorporados a la era digital ni una suficiente difusión de la misma.
En efecto, aunque los costos del servicio han tendido a bajar, siguen impidiendo el acceso a gran parte de la población de América Latina y el Caribe. La aún relativamente baja conectividad telefónica existente en los estratos de menores ingresos y la estructura de costos del servicio son factores que obstaculizan la participación en Internet, tanto de hogares pobres como de pequeñas empresas. Los costos de adquirir equipos de computación siguen siendo también elevados para los hogares de menores recursos o las empresas más pequeñas y las microempresas.
De acuerdo con la Comisión Regional de la ONU, para que la brecha digital con respecto a los países industrializados no se amplíe en escenarios de crecimiento lento e inestable en la región, debieran hacerse esfuerzos adicionales para evitar que el ciclo económico determine la inversión en infraestructura y capacidades tecnológicas y ocasione la obsolescencia o el rezago en este campo de rápido cambio global.
Según el informe de la CEPAL, un componente esencial de las estrategias nacionales ante la globalización debe dirigirse activamente a crear, ampliar y mantener la competitividad sistémica. Para ello, esa estrategia tiene que articular la promoción del desarrollo de capacidades tecnológicas, el apoyo a la transformación de las estructuras productivas, el desarrollo de encadenamientos productivos y la construcción de una infraestructura de calidad. De esta forma, el fortalecimiento de los sistemas nacionales de innovación debe ser objetivo principal de cualquier política de competitividad sistémica, tanto del sector público como de las empresas privadas. Las empresas productoras de bienes y servicios deben profundizar su compromiso con el desarrollo de nuevas tecnologías, financiando y realizando tareas de Investigación y Desarrollo (I&D), y el sector público debe asegurar niveles adecuados de investigación básica.
De acuerdo al documento, es importante contar con tecnologías de categoría mundial en los sectores de exportación y de avanzar hacia cadenas productivas nacionales y regionales más densas y sofisticadas en campos de excelencia nacional. Pero también es relevante el objetivo de mejorar la productividad media de la economía, sumamente desfasada en América Latina y el Caribe en comparación con la de los países desarrollados. En este punto, la digitalización de los procesos productivos y una rápida y adecuada transición hacia la era de la producción informatizada es una necesidad urgente para que la región aproveche la nueva oportunidad que ofrece el mundo de las TIC. Lo mismo ocurre en el campo de la biotecnología, que permitiría una explotación racional y sustentable de los recursos naturales. Para ello se recomienda aumentar significativamente el gasto en tareas de I&D y en difusión de tecnología y crear incentivos que estimulen el gasto privado en esta materia.
Finalmente menciona, que para favorecer una mayor equidad en esta transición, se requieren, además, medidas tendientes a prestar servicios de telecomunicaciones a menores costos y de fácil acceso a las redes digitales y a facilitar el acceso a la infraestructura computacional. Los países deben asegurar el acceso universal, impidiendo nuevas formas de exclusión económica y social (la brecha digital interna). También tienen que acelerar la creación de la masa crítica para que la organización digital de la producción sea rentable. 'El concepto de digitalización no se limita a la Internet. Es preciso encontrar soluciones baratas de alternativas de acceso, a fin de conectar a las masas de América Latina y el Caribe', precisa la CEPAL.
De acuerdo a la investigación, las TIC constituyen un campo propicio para la cooperación regional, a través de mecanismos conjuntos de desarrollo, consolidación y comercialización de productos y servicios de alta tecnología, como programas de computación y educación a distancia, así como del desarrollo de redes de alcance regional.
“Reconocemos que una de las principales características de la mundialización es el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones que propician una mayor difusión de los conocimientos, por lo que se impone desarrollar planes de cooperación a fin de que nuestros pueblos
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